Dirigida por David del Pino Klinge, la agrupación aborda la Sinfonía “El reloj” de Haydn y la Ciranda das sete notas de Heitor Villa-Lobos, con Alejandro Vera como solista. También interpretará la Obertura Coriolano de Beethoven. El concierto se realizará a las 19:30 horas del miércoles 12 de abril en el Teatro Aula Magna Usach. Las entradas son gratuitas.
Tic tac, tic tac. Así es cómo suenan las cuerdas al comenzar el segundo movimiento de una de las más famosas sinfonías de Joseph Haydn (1732-1809), un pulso regular y juguetón, que luego se traslada a los instrumentos de viento y terminó por entregarle su nombre más popular: aunque tiene cuatro movimientos, ese pasaje provocó que la Sinfonía Nº 101 en Re mayor sea mucho más conocida como “El reloj”.
Esa obra cerrará el concierto que la Orquesta Clásica Usach ofrecerá el próximo miércoles 12 de abril (19:30 hrs.) en el Teatro Aula Magna, dirigida por su titular David del Pino Klinge. El programa se iniciará con la Obertura Coriolano de Ludwig van Beethoven (1770-1827) y continuará con la Ciranda das sete notas del compositor brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959), que tendrá a Alejandro Vera como solista en fagot. Las entradas son gratuitas y se encuentran disponibles en la plataforma Portaltickets.
“Haydn nunca le puso títulos a sus obras, pero tampoco se oponía cuando el público, sus amigos o los críticos sugerían un nombre. Dicen que sonreía y le divertía que la gente adivinara sus ideas. Tenía mucho sentido del humor en su arte y los segundos movimientos de sus sinfonías siempre tienen esa comicidad”, dice David del Pino Klinge. Así se explica que haya algunas conocidas como “El oso”, “La gallina”, “La sorpresa” o “De los adioses”; esta última debe su título a que los integrantes de la orquesta abandonan paulatinamente el escenario mientras se acaba la obra.
Más allá del título, “El reloj” tiene su propia historia, ya que Haydn la compuso entre 1793 y 1794, en la víspera de su segundo viaje a Londres. Nacido en Austria y al servicio de la nobleza durante gran parte de su vida, en 1790 había roto esa rutina al aceptar una lucrativa oferta para actuar en Inglaterra, donde era aclamado como una verdadera estrella. Como esa experiencia fue un suceso, la repitió cuatro años más tarde y una de las obras que estrenó, otra vez con rotundo éxito, fue “El reloj”. Gracias a esos dos viajes nació otra etiqueta: las “Sinfonías de Londres” son las últimas doce que compuso Haydn.
“Se dice que él es el padre de la sinfonía, primero, por la gran cantidad que escribió. ¡Fueron 104! En segundo lugar, porque estabilizó la forma de la sinfonía con sus cuatro movimientos, cada uno con sus propias características”, explica David del Pino. “Después de Haydn, todas las sinfonías tuvieron esta forma, hasta llegar al siglo XX. Las sinfonías de Mozart tuvieron la forma establecida por él y quien puso el sello final, no a la forma pero sí a la orquestación, fue Beethoven”.
Precisamente, una pieza del compositor alemán abrirá el concierto de la Orquesta Clásica Usach: la Obertura Coriolano, escrita en 1802 para una tragedia del dramaturgo austriaco Heinrich Joseph von Collins, basada en la historia del general romano del mismo nombre. “Primero aparece el tema del destino, poderoso e implacable, que Beethoven también usa en la famosa Quinta sinfonía, compuesta en la misma época. Luego, la obra se construye sobre el tema de Coriolano, que involucra agitación y oscuridad, y el de su madre, que es lírico y muy hermoso. Al final aparece otra vez el tema de Coriolano, pero esa agitación se va diluyendo y termina en un suspiro. Esa es la descripción de su muerte, el momento en que él se clava su propia espada”, describe David del Pino.
Una danza brasileña
Entre las obras de Beethoven y Haydn, la Orquesta Clásica Usach abordará la Ciranda das sete notas, que Heitor Villa-Lobos compuso en 1933 y estrenó el mismo año como director, en el Teatro Municipal de Río de Janeiro.
Villa-Lobos es el mayor compositor en la historia de Brasil y es reconocido por una vasta obra, en que los ritmos folclóricos se encuentran con el lenguaje de la música europea de tradición escrita. El símbolo de ese cruce son sus Bachianas brasileiras, donde la influencia de Johann Sebastian Bach se combina con la música tradicional, pero la Ciranda das sete notas es un ejemplo similar: escrita para fagot y orquesta de cuerdas, está inspirada por una danza tradicional nacida en Pernambuco, en el nordeste de Brasil, que se baila formando una ronda.
El encargado de interpretarla será Alejandro Vera (1991), solista en fagot de la Orquesta Clásica Usach desde 2015, quien también ha sido parte de conjuntos de cámara, como el Quinteto de Vientos Usach y el Ensamble Música Actual. “Elegí esta obra porque es contemporánea y de un compositor latino, por la belleza de su melodía y cómo se relaciona con el acompañamiento de la orquesta de cuerdas. También me atrajo su dificultad técnica y la resistencia que requiere”, dice. “Es un esfuerzo físico, técnico y de embocadura, que es como se llama al poner la boca en la caña del fagot, con toda la tensión que se produce ahí”.
Para Alejandro Vera, la inclusión de la obra de Villa-Lobos es también una forma de dotar de variedad al repertorio: “Es como decirle al público que en la música clásica también existe Latinoamérica y es de nosotros, es música latina y es más cercana. Es como preguntar: ¿por qué hacemos tanta música europea? Hagamos algo más latino”.